X'Kok, X'Kokita, Ruiseñor.

Dicen que alguna vez, durante la creación del mundo, Dios llamó a todos los pájaros, que según cuentan los abuelos en aquellos tiempos eran todos grises y sin colores…

Dios se puso al frente con una paleta llena de colores y fue pintando a cada uno de ellos con muchos colores, con pocos, mezclándolos y combinándolos.

Dicen que los primeros en pasar fueron los papagayos a los que pintó Dios con un color de cada uno de los que tenía en la paleta, por ello los papagayos tienen tantísimos colores tan vistosos y bellos.

Así fueron pasando uno a uno todos los pájaros, el último en pasar fue el ruiseñor...

Cuando llegó su turno, ya no había más pintura disponible!!!

Dios lo miró tan gris, tan poquitita cosa, que le dio una pena terrible, ya saben, el corazón de Dios también se enternece...

Dios miró su paleta, ya no habían más colores en ella, salvo una gotita de pintura roja…ínfima…microscópica…pero allí estaba!!!

Dios miró de nuevo al ruiseñor y le dijo:

-Ya no me queda más pintura, pero con esta minúscula gotita, haré maravillas… a ver pequeño… saca la lengüita.-

Y allí Dios ubicó esa minúscula gotita de pintura roja que le quedaba.

Entonces Dios le dijo:

Pequeñita criatura quizás nunca llames la atención por tu color apagado, pero te doy el don de que cuando cantes, el que te escuche sepa entender que jamás escuchará más bello canto que el tuyo, esa gotita en tu pequeñita lengua te hará un ave inolvidable.

Según se dice, todos los ruiseñores tienen en su lengüita una pequeñísima y microscópica manchita roja; lo que sí se sabe, es que quien escucha el canto de un ruiseñor, nunca lo olvida, que no hay nada que se le iguale…